La Psicología Positiva es un movimiento que promueve el estudio empírico de las condiciones y procesos que contribuyen al florecimiento o funcionamiento óptimo de personas, grupos e instituciones, como respuesta a años y años de estudios acerca del malestar psicológico y la disfuncionalidad. Es por esto que entrega muchas luces sobre los factores que contribuyen a la satisfacción con la vida tales como el enfoque en las fortalezas, el cultivo del optimismo, el rol de las emociones positivas, la importancia del propósito y sentido de vida, los vínculos, entre otros.

Ofrece un modelo para fomentar la motivación intrínseca del comportamiento dada la numerosa evidencia que muestra su relación con el funcionamiento óptimo y el bienestar. 

La motivación intrínseca surge en ambientes donde se satisfacen 3 necesidades psicológicas básicas: la autonomía, el sentido de competencia o eficacia y el vínculo afectivo que genera un sentido de pertenencia y la posibilidad de contribuir.

Las fortalezas del carácter han sido llamadas la columna vertebral del bienestar, porque son los rasgos de personalidad que nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos, superar la adversidad, desarrollar los talentos, encontrar un sentido de vida y tener buenas relaciones con otros, como lo muestran numerosos estudios sobre ellas.

La Psicología Positiva ofrece una clasificación de 24 fortalezas de carácter para trabajar, que son universales, porque son valoradas por todas las culturas, filosofías y religiones. Es un valioso material para que los educadores puedan enfocarse en aspectos concretos de cada estudiante, que son fundamentales para su óptimo desarrollo. 

Entendemos la compasión como una actitud de vida que permite, no sólo entender lo que otros están sintiendo (empatía), sino además una motivación e impulso a la acción para aliviar el sufrimiento de manera adecuada.

Es esencial para una cultura de respeto y colaboración, donde todos somos parte de la gran familia humana.

Se desarrolla a través de prácticas muy concretas e incluye la autocompasión como elelmento esencial para el autocuidado. La evidencia muestra que tiene un impacto profundo en el bienestar y es crucial para la resiliencia.

En este modelo inteligencia emocional incluye la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover crecimiento emocional e intelectual. 

Recogiendo todos los avances de la neurociencia en los últimos 30 años, este modelo nos da una mirada integradora de cómo se entiende la mente desde la ciencia, la psicología, la psiquiatría, la filosofía, entre otras disciplinas. En especial nos permite enfocar nuestro trabajo considerando las distintas etapas de desarrollo del cerebro, la neuroplasticidad y la influencia que tienen los vínculos en la infancia y la adolescencia para conformar el cerebro.